viernes, 22 de junio de 2012

La muerte nos iguala a todos. Somos tan fugacez que a veces dormimos sin darnos cuenta de que estamos despiertos. El insomnio nos distrae. Encendemos el reloj que cuenta los dias que vivimos, pero ni siquiera llegamos a notar cuando las agujas ya no giran para nosotros. Andamos tan apurados que no queda tiempo para el imprevisto, somos seres programados para cumplir pero muy duros para sentir. Achicamos la medida de expectativa mientras los dias nos caminan descalzos las espaldas, nos pasan como viento en la cordillera, no sabemos como, pero se van. Llegamos sin avisar y nos vamos dejando abierta el alma de los que nos rodearon, de los que pudieron ver nuestra luz. ¿Iluminamos de manera suficiente los arboles de nuestro bosque en esta estadía pasajera? ¿Llegamos a encender las velas de otros mientras navegamos estos mares? ¿Fuimos nido de algún recien nacido o cobija de algún desamparado?¿Pudimos encontrarnos con la aurora, algún rato de nuestro calendario? ¿Supimos oir el canto de las aves dándonos conciertos cada uno de los días? ¿O estamos tan a prisa que nos derretimos al sentir el primer rayo de sol? Ojala pudieramos saber lo breve que son las canciones que cantamos para darnos cuenta que mejor seria llenar nuestros bolsillos de amores trabajados y de besos espumantes, que de oro, perlas y billetes... al fin y al cabo, si me fuera, se que sólo extrañaria los besos de mi madre y su bendicion de cada día, las palabras de mi padre y su abrazo vigoroso, suspiraría por un beso de mi amado en mi boca o un te quiero de mi hermana que cada tanto emana... lo demás es obsoleto, todo pasa, nada queda, sólo se que extrañaria, lo mas breve de esta vida, las personas y sus brazos, sólo eso extrañaría...

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